Tu amor por mí, es más dulce que la miel, y tu misericordia es nueva cada día.
Son perfectos tus caminos, tus manos me sostienen.
Y cuento las horas que no pasé a tu lado, son como hojas de un papel en blanco. Y no quiero gritarte pero esto me tiene harta, hasta el punto mismo de odiarte y sonreír, a la vez.